EEUU: regularán por ley el espacio para viajeros de avión

El tema que realmente importaba a los mandamases en la asamblea general de la IATA de la semana pasada no era la subida del precio del combustible, que hace frotarse las manos a las aerolíneas más solventes pero que todo el sector conoce en detalle y contra lo que no puede hacer nada, ni las inadmisibles expresiones machistas del presidente de Qatar Airways y máximo directivo de la IATA, al que se le conoce sus salidas de tiesto, sino el problema del espacio que las aerolíneas ofrecen a los viajeros. Esto sí puede terminar siendo un problema para todos porque aquí aparece el estado.

Estados Unidos, que al final es quien cuenta porque es el mercado más poderoso, amenaza con legislar sobre el espacio mínimo al que tienen derecho los viajeros si antes las aerolíneas no acuerdan entre ellas unos mínimos. Las aerolíneas americanas saben que siempre es mejor una autorregulación que no el “ordeno y mando” del gobierno. Pero no, después de mil reuniones tras bambalinas, las aerolíneas aceptan que no están en condiciones de llegar a un acuerdo entre ellas para determinar la distancia entre los asientos, o decidir cuánto espacio mínimo debe tener un lavabo, asunto totalmente polémico desde que salieron al mercado algunas variantes del Boeing 737 Max que rozan el ridículo (ver fotografía).

Así que, pronto, si nada lo remedia, la Agencia Federal de la Aviación (FAA) hará una norma que se ha dado en llamar “reautorización”, que tendrá consecuencias, por supuesto en Estados Unidos, pero también en el resto del mundo. En estos momentos, la ley correspondiente ya ha salido de la Cámara de Representantes y ahora va al Senado. La ley no dice cuánto debe medir un asiento, pero da las armas a la FAA para que lo haga en el plazo de un año. La ley, que si esta asamblea de IATA no la frenó, ya nada la va a parar, permitirá a la FAA fijar el ancho y largo del asiento, por razones de seguridad.

Esto, como se pueden imaginar, se convertirá en norma mundial, porque afectando a los aviones que se operen en Estados Unidos, afecta al mundo. De forma que, dicho en otras palabras, el tiempo para que se encuentre usted con asientos en los que una persona literalmente no cabe, tiende a su final.

Esto no es todo, porque la ley permitirá regular otras dimensiones que tendrán consecuencias económicas o sobre el precio del billete o sobre el beneficio de las aerolíneas. Por eso, en la asamblea de la IATA hubo algunos que intentaron sin éxito convencer a sus colegas que siempre sería mejor que el acuerdo fuera propio, autorregulación. Se trataba de fijar mínimos que comprometieran a las aerolíneas.

Alexandre de Juniac, el director de IATA (¿les suena el nombre?: Juniac era el director general de Air France, de forma que ahora dirige la IATA pero sin pertenecer a ninguna aerolínea) dijo a la prensa que la misión de la organización era fijar estándares, pero esto nos supera.

Varios responsables de aerolíneas explicaron su postura: más o menos, la idea dominante es que todos tienen que ofrecer asientos muy baratos, para no perder este segmento. Y estos asientos se ofrecen a fuerza de sacrificar espacio. Hoy nadie está dispuesto a ser el que renuncie a ello por la simple razón de que hay un mercado que prefiere pagar menos y viajar peor. Así de simple.

El último episodio es el nuevo avión B737Max en la versión que ha adoptado United: dispone de un lavabo de tan reducidas dimensiones que ha habido una oleada de protestas. Es posible que esto tenga los días contados.

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